30 de diciembre de 2013

Amarillo pollo

Dice la chica que me encargó este par de zapatitos, y que no veía hace más de 20 años, que su recuerdo de mi en la secundaria fue un pollo, así es, un pollo que iba a ser sacrificado en beneficio de aprobar la materia de Biología. El equipo en aquel entonces se conformaba de 4 o 5 chicas y un pollo vivo, bebé y muy guapo (así me lo consiguió mi progenitor al no saber qué tramaba ese grupo de niñas locas). Por supuesto que no nos atrevimos a realizar tal atrocidad y yo me quedé con el pollo como mascota. Le puse Pepita cuando me percaté que se había convertido en una flamante gallina ponedora que daba un huevito diario, luego tuve un conejo que no ocultaba su naturaleza y correteaba a Pepita intentando, supongo yo, hacer huevos de Pascua, pero eso nunca sucedió.